Cabecera La Mirada Fotográfica

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jueves, 26 de diciembre de 2013

Hasta Siempre

                                                                     ©Saul Leiter

Este mes ha sido un tanto complicado para mí y no había podido dedicaros más que una entrada pero no podía terminar el año sin al menos despedirme de todos aquellos grandes fotógrafos que nos han dejado a lo largo del año. Yo no se si existe un paraíso, un más allá o algo por el estilo, pero si es así estoy segura de que en ese lugar estarán disfrutando muchísimo con todos los grandes genios que nos han ido abandonando, porque aquellos que son capaces de deleitarnos y de poner un poco de color en nuestras vidas, ya sea a través de su pluma, de sus pinceles, de su música o de sus cámaras fotográficas, sin duda merecen un lugar especial en cualquier Olimpo. Nosotros los echaremos de menos pero seguiremos disfrutando de sus obras, por eso no les decimos adiós, sólo un "Hasta siempre".

Mulhem Barakat (1995 - 20 de Diciembre 2013)
El fotógrafo sirio Mulhem Barakat, de 18 años de edad, trabajaba para Reuters como colaborador  freelance. Molhem Barakat murió cuando tomaba fotos de una batalla por el control de un hospital entre rebeldes y fuerzas leales al presidente Bashar el Asad en Siria. Además de cubrir el conflicto, Barakat, que comenzó a trabajar para la agencia en mayo de este año, cubría tanto los combates como la vida cotidiana de los sirios en esta ciudad dividida, que antes del conflicto era considerada como el gran núcleo comercial del país. Mulhem Barakat sólo tenía 18 años pero ya era un gran fotoreportero.


Saul Leiter (3 de Diciembre de 1923 - 26 de Noviembre de 2013)
A pesar de que ya en 1953 Edward Steichen exhibió algunas de las fotografías en color de Saul Leiter en el Museo de Arte Moderno, cuarenta años después continuaba siendo un gran desconocido para el mundo del arte. Sin embargo la sensibilidad de Leiter al fotografiar la ciudad de Nueva York, su educación pictórica y la influencia que en su trabajo pudieron tener algunos pintores expresionistas como su amigo Richard Pousette, hacen de su trabajo una obra única y excepcional. Fue también un precursor ya que ninguno de sus contemporáneos realizó una contribución tan extensa en el campo de la fotografía en color como lo hizo él. 


Toni Catany (15 de Agosto de 1942 - 14 de Octubre de 2013)
El mallorquín Toni Catany nos ha dejado una extensa obra, sus naturalezas muertas, sus calotipos o la serie de fotografías "Obscura Memoria" forman parte de ella. Fue también fotógrafo de cabecera de Maria del Mar Bonet (es autor de casi todas las portadas de sus discos), y amigo y íntimo de Miquel Barceló. Al principio de su carrera trabajo con Baltasar Porcel en Destino y en La Vanguardia. Retrató a miles de intelectuales y artistas, pero también a muchos ciudadanos anónimos. Fue Premio Nacional de Artes Plásticas de la Generalitat de Cataluña y Premio Nacional de Fotografía en 2001.


Robert R. Taylor (16 de Junio 1940 - 15 de Agosto de 2013)
Robert R. Taylor fue un naturalista , fotógrafo y escritor canadiense con más de cuarenta años de experiencia. Sus imágenes sobre la vida de los osos polares y el estudio que llevo a cabo durante más de 30 años de observación del Gran Buho Gris, le valieron varios premios y el reconocimiento tanto de las sociedades científicas como fotográficas de su país. Fue uno de los pocos fotógrafos en recibir el honor de ser nombrado miembro de la Real Academia de las Artes de Canada.


Oriol Maspons (1928 - 12 de Agosto de 2013)
Oriol consiguió hacer de su pasión su medio de vida, algo que no todo el mundo consigue, ya en 1958, tres de sus fotografías fueron compradas por el Museo de Arte Moderno de Nueva York para su colección permanente, algo casi impensable para los fotógrafos españoles de la época. Sin embargo, haciendo bueno el dicho de que "nadie es poeta en su tierra", murió sin que le fuera reconocido su talento en nuestro país mediante el Premio Nacional de Fotografía. 

 

Robert Hausser (8 de Noviembre de 1924 - 5 de Agosto de 2013)
Fotógrafo alemán que se caracterizó por su defensa de la fotografía como arte. Está considerado como uno de los precursores de la fotografía contemporánea. Ya en la postguerra desarrolló un estilo propio que le llevo a que entre los años 1950 y 1960 sus imágenes fueran exhibidas en museos y galerías de arte. 

 
Bert Stern (3 de Octubre de 1929 - 26 de Junio de 2013)
El fotógrafo de los famosos. Aunque su trabajo más conocido sea The last sittin, el reportaje que realizara a Marilyn Monroe en el Hotel Bel Air de Los Ángeles seis meses antes de la muerte de la actriz, lo cierto es que por la cámara de Stern pasaron muchas de las glorias del mundo de la moda y del cine. También lo hicieron algunos músicos, como es el caso de Louis Armstrong en este retrato realizado en 1959.



Jagdish Mali (18 de Enero de 1954 - 13 de Mayo de 2013)
Uno de los fotógrafos indues más aclamado, dedicado especialmente a la fotografía de moda. A  lo largo de su carrera tomo imágenes de la mayoría de las celebridades del universo cinematográfico del Bollywood.



Pere Formiguera (1952 - 9 de Mayo de 2013)
Artista poliédrico, escritor, historiador, coleccionista y comisario de exposiciones que, desde una posición avanzada, transgresora siempre, se interesó por la recuperación histórica de la fotografía y luchó hasta el último día por su institucionalización.



Vicente Nieto Canedo (Enero 1913  - 25 de Abril de 2013)
Maestro fotógrafo sin pretensiones e insigne miembro de la Real Sociedad Fotográfica, ha copado todos los decanatos posibles en el mundo de la fotografía. Fue el decano de los socios de la Real Sociedad Fotográfica de Madrid, decano de la Escuela de Madrid, decano del Neorrealismo Hispano y decano de la fotografía documentalista del frente de Madrid en la defensa de la República. Amén de otros decanatos correspondientes a su tierra de León.


Paco Elvira (30 de Octubre de 1948 - 30 de Marzo de 2013)
Paco Elvira, uno de los grandes reporteros gráficos que ha tenido Catalunya en las últimas décadas, nos dejó como lo hacen los grandes, trabajando en lo que más le gustaba, buscando esa imagen perfecta en un lugar que conocía bien pero que quizás por eso le traicionó, como sólo traicionan aquellos  que conocemos.


Gabriele Basilico (12 de Agosto de 1944 - 13 de Febrero de 2013)
Conocido como el "Fotógrafo Arquitecto", este italiano nacido en Milán, alejándose de las imágenes tópicas construyó su trabajo basándose en el paisaje urbano, especialmente en la forma en como éste iba cambiando y transformándose. Su personal forma de interpretar el entorno ha llevado a que se diga de él que hablaba de las ciudades como si fueran personas. 


Ferruccio Musitelli (25 de Agosto de 1927 - 30 de Enero de 2013)
Fotógrafo y cineasta Uruguayo  que desarrolló como pocos el oficio de documentalista, siendo testigo privilegiado de acontecimientos que marcaron la historia de Uruguay y de América Latina en la segunda mitad del siglo XX.


Enrique Meneses (21 de Octubre 1929 - 6 de Enero 2013)
Periodista, escritor y fotógrafo Enrique Meneses fue el primero en dejarnos huerfanos este año. También fue el primer periodista extranjero que consiguió burlar a los militares de Batista para subir a las montañas de Sierra Maestra, donde durante cuatro meses convivió con el Che Guevara y con Fidel Castro. Después de aquello  hubo muchas guerras, muchas luchas que fueron recogidas por la cámara y la máquina de escribir de este profesional de la información.
Tanto en sus fotografías de conflictos como en los retratos que realizó a artistas y políticos a lo largo de su prolífica y extensa carrera Enrique Meneses supo dejar en sus imágenes la impronta de un gran artista.


domingo, 1 de diciembre de 2013

Esther Bubley


 Esther Bubley formó parte de ese privilegiado grupo de fotógrafos que elegidos por Roy Stryker conformaron el cuerpo de trabajo de la FSA (Farm Security Administration) (1935-1944) y la OWI (Office of War Information) (1942-1943) y que con el tiempo se convertirían en  algunos de los más grades documentalistas de todas las épocas.

Cuando el proyecto fotográfico de la  FSA para documentar los grandes problemas de la América rural, producidos por la gran depresión del 29 y la subsiguiente sequía que asoló los campos, dio comienzo en 1935, Esther Bubley era apenas una adolescente que vivía en Phillips, Wisconsin. Un año más tarde, en noviembre de 1936, su padre Louis Bubley, emigrante judeo-ruso que llegó a Estados Unidos formando parte de la gran migración procedente del Este de Europa entre los años 1881 y 1924, llevó a casa el primer ejemplar de la revista Life, cuya portada contenía una fotografía de Margaret Bourke-Wite, Fort Peck Dam. Esther que en aquel momento era la editora jefe del anuario de su escuela, quedó tan impresionada por aquellas imágenes que aquel acontecimiento marcaría su futuro.

En 1941, con diecinueve años, Esther Bubley llegó a Washington D.C., tras haber cursado estudios durante dos años en el Superior State Teachers College (actual universidad de Wisconsin) y un año  en la Escuela de Arte de Minneapolis estudiando fotografía mientras trabajaba a tiempo parcial en un laboratorio fotográfico en Duluth. Como no pudo encontrar trabajo como fotógrafa se marchó a Nueva York en donde durante un breve periodo se dedicó a fotografiar fiestas en un nightclub. También realizó las  imágenes de los regalos para el catálogo de Navidad de Vogue de ese año, hasta que fue despedida por romper un carísimo jarrón de cristal mientras colocaba los focos para iluminarlo.

De nuevo en Washington en la primavera de 1942 encontró trabajo microfilmando  documentos para el Archivo Nacional, en donde llamó la atención de su supervisor Vernon Tate, el cual le presentó a Roy Stryker, de quien era amigo y  cuya sección de la FSA acababa de ser trasladada a la Office of War Information. Stryker le ofreció a Bubley un trabajo en el cuarto oscuro de la OWI y le presentó a su equipo de fotógrafos, quienes se convertirían no sólo en sus amigos sino también en sus maestros. Pero no fue hasta que vio una fotografía en la que Bubley mostraba a una joven impaciente esperando en la puerta de un cuarto de baño con las toallas en la mano, cuando Stryker le permitió formar realmente parte del equipo de fotógrafos de la OWI.

Aunque a partir de ese momento realizó varios trabajos quizás el más importante de ellos fue el que hizo viajando durante seis semanas en autobús por varios estados para capturar la vida y el estado de ánimo del pueblo americano en el periódo de transición comprendido entre la Gran Depresión y la Segunda Guerra Mundial. En ese viaje lo que ESther Bubley documentó fueron momentos privados de la vida de los conductores, las limpiadoras, los pasajeros y como los grandes cambios que se estaban efectuando en el mundo alteraban la vida de las personas de clase media. Su trabajo no estuvo nunca dirigido a los grandes acontecimientos, ella prefería mostrar a los individuos que estaban alrededor de esos hechos y su vida cotidiana, dando de ese modo a sus reportajes una dimensión más humana.

 Cuando en 1944 Roy Striker se cambió a trabajar a la Standard Oil Company (New Jersey), algunos de los fotógrafos que habían colaborado con él, tanto en la FSA como en la OWI, se fueron con él. Bubley fue uno de ellos y estuvo trabajando para la compañía durante los próximos veinte años. Tras la guerra Esther Bubley realizó también trabajos para distintos organismos y compañías como fotógrafa freelance. Algunos de esos organismos fueron el Children's Bureau, organismo federal que se ocupaba del bienestar de los niños; para el Burlington Railroad hizo un reportaje sobre la  Granger Line, que era la línea que unía Chicago con los estados más occidentales pasando por las zonas agrícolas del Medio Oeste. UNICEF la envió a Marruecos para cubrir un programa médico desarrollado para tratar de curar la enfermedad del Tracoma. También Pepsi-Cola y la Pan American World Airways, la enviaron a cubrir variso destinos con idea de incrementar su desarrollo comercial. De este modo estuvo viajando por Sud-América, India y algunos otros países exóticos durante algún tiempo. 

En 1951la revista Life, publico por primera vez un trabajo suyo. Se trataba  de un coro de niños en Brooklyn. La imagen fue portada de la revista, pero a pesar de ello el editor no quiso volver a contratarla para nuevos trabajos. Él le dijo: "Francamente, usted no tiene personalidad suficiente para Life." Lejos de darse por vencida se presentó al concurso que la revista estaba promocionando para jóvenes fotógrafos con un trabajo realizado en el St. Luke's Hospital in Manhattan, en el cual fotografío todo lo que ocurría tanto en las consultas como en la sala de espera. El jurado quedó muy impresionado por la empatía y la calidad de su serie y le concedieron el tercer premio. A partir de ese momento empezó a colaborar de  forma asidua con la revista y fue una de las primeras mujeres en conseguir trabajar de forma independiente con un marcado éxito.

Aunque los niños y las enfermedades fueron dos de los temas en los que puso más interés a la hora de elaborar sus reportajes, también en algunas de sus imágenes surge un cálido y marcado sentido del humor y en todas ellas se muestra una gran afinidad con las personas a las que fotografía. Su forma de fotografiar transciende el tiempo en el que las imágenes fueron tomadas, al centrarse en los sentimientos y las emociones humanas.

A finales de la década de los sesenta, tras veinticinco años en activo  y cansada por todos los viajes realizados, viendo que las revistas ilustradas empiezan a ser suplantadas por la televisión,  decide establecerse en Nueva York y dedicarse a realizar proyectos personales. Los animales, las plantas y Central Park serán algunos de sus últimos trabajos a los que dedicó una gran cantidad de tiempo hasta su muerte en 1998.







http://www.estherbubley.com/

viernes, 15 de noviembre de 2013

Jose Luís López Moral



Es bien sabido que tanto en el mundo de la ciencia como en el del arte las innovaciones suelen acarrear casi a partes iguales seguidores y detractores. La fotografía, como parte integrante de ambas disciplinas no es inmune a dichos efectos. 

Uno de los cambios que más debates ha generado en este ámbito ha sido el paso del sistema analógico al digital, que a pesar del tiempo transcurrido aún sigue levantando polémica. Era pues de esperar que el siguiente paso también creara ampollas y desde luego así ha sido. Me refiero a la toma de imágenes a través de los teléfonos móviles, smartphones o tabletas digitales. La rapidez con que estos dispositivos permiten transmitir todo lo que captan ha hecho que se conviertan en el dispositivo idóneo para muchas personas. 

Sin apenas darnos cuenta nos hemos visto invadidos por millones de imágenes fijas y videos que se distribuyen cada día por numerosos canales a través de la red. El gato del vecino, las uñas de los pies o el trozo de tarta que hay en la mesa pueden llegar hasta el otro lado del mundo en apenas unos segundos. Estamos saturando el planeta de estampas e ilustraciones basura, es totalmente cierto; pero en medio de todo ese caos, de esa vorágine sin sentido, surgen también algunos elementos dignos de ser tenidos en cuenta. Pequeños colectivos y artistas individuales para los cuales el medio es lo de menos porque lo que realmente cuenta es el sentido de su obra. 

Jose Luís López Moral es uno de esos iluminados. Artista polivalente y prácticamente autodidacta, aunque durante un tiempo frecuentó la Escuela de Bellas Artes, ha dedicado su vida a expresar lo que siente a través de medios tan diversos como el dibujo, la pintura, el grabado o la performance. Desde hace unos años está inmerso en la fotografía, a la que llegó dicho sea de paso, como un medio y no como un fin, para sus trabajos como grabador. Sin embargo algo debió de ver en ella cuando decidió instalarse como si fuera su casa, dejando a un lado prácticamente todo a cuanto se había dedicado hasta ese momento. 

Jose Luís es un conversador inagotable y un profundo conocedor de la Historia del Arte. Una charla con él puede empezar con los pintores flamencos del siglo XVII y terminar con Banksy, o seguramente si se hubiera terciado podría haber ido de Beethoven a los Beatles. Aunque indudablemente lo que mejor domina es todo lo relacionado con el mundo de la pintura, causa de sus orígenes como artista. Hacedor de paisajes, no los copia, los crea partiendo de una base real para convertirlos en rincones oníricos, en escenas literarias salidas de la pluma de un bardo. O para ser más exactos salidas de su teléfono móvil, ya que éste es el instrumento que utiliza para sus creaciones. 

En sus obras se refleja una especie de calma infinita y también un cierto grado de soledad, esa misma soledad que él busca a la hora de hacer su trabajo para sentirse inspirado. Quizás por eso sorprende el hecho de que haya elegido como herramienta un teléfono móvil y más aún que una de las causas de esa elección haya sido la inmediatez que permite dicho instrumento para mostrar las imágenes obtenidas. Y es que Jose Luís López Moral da una imagen de persona mucho más tranquila de lo que en realidad es. Por eso la posibilidad de trabajar en tiempo real, de poder intercambiar opiniones y mostrar su trabajo a gente del otro lado del planeta y en definitiva de interactuar con otros artistas es fundamental para su forma de pensar y ver la fotografía. 

En cualquier caso, estoy segura de que aunque hubiese sido cualquier otro el instrumento elegido para su trabajo el resultado hubiese sido igualmente hermoso y es que sus fotografías nos recuerdan las maravillosas pinceladas de los pintores de la Escuela de Barbizon, que fueron parte del Realismo pictórico francés y precursores del Impresionismo.
 






http://www.lopezmoral.es/Lopez_Moral/News.html

miércoles, 30 de octubre de 2013

Rui Palha


Sin duda alguna me atrevo a decir que el tipo de fotografía que nos acerca más a la realidad de la vida es la fotografía de la calle, o como se conoce en términos anglosajones la "Street Photography". Puede que algunos tachen mis palabras de excesivas e incluso de ignorantes e irresponsables, yo creo que no lo son. Si analizamos el entorno más próximo a este género como podría ser el reportaje, la fotografía documental, veremos que de algún modo el fotógrafo interviene en aquello que refleja desde el momento mismo en que elige el tema de su trabajo. Esta intervención, incluso de un modo inconsciente y no voluntario, conduce indefectiblemente a cambios a veces imperceptibles pero siempre latentes en las imágenes realizadas. Por el contrario, el fotógrafo de la calle al no intervenir en la escena y permanecer al margen de ella, puede reflejar ese mundo cercano, esa cotidianidad que nos rodea por doquier, de un modo más puro.

A lo largo de la Historia de la Fotografía, a menudo los fotógrafos de la calle, sobre todo los más renombrados, han simultaneado ambas facetas: la del reportaje y la de ese pequeño mundo que hay a nuestro alrededor. Nombres como Cartier-Bresson, Robert Frank o Elliot Erwitt son claro ejemplo de lo que hablamos. Sin embargo también han existido otros autores, a menudo mucho menos conocidos o incluso totalmente ignotos como hasta hace muy poco fue el caso de Vivian Maier, que han dedicado una gra parte de su vida a recoger y conservar mediante sus imágenes la memoria de lo cotidiano.

El autor del que quiero hablaros hoy es uno de estos últimos, seguramente desconocido para el gran público, pero admirado y respetado por todos aquellos que seguimos y que de algún modo nos sentimos ligados a este tipo de fotografía. Se llama Rui Palha, es portugués y la fotografía de la calle ha sido su hobby y su vida desde que a los 14 años cogiera por primera vez una cámara en sus manos. Desde entonces ha llovido mucho y una buena parte de esa lluvia ha quedado reflejada en las fotografías de Palha, del mismo modo que lo han hecho las líneas de su ciudad, Lisboa. Y es que este autor tiene un don especial para mostrar el esqueleto y las interioridades de ese marco inigualable situado en la desembocadura del rio Tajo y que los griegos bautizaron como Olissipo en honor de Ulises, a quien consideraban según la mitología su fundador.

Seguramente con su técnica Rui Palha hubiera podido optar por cualquier tipo de fotografía pero en una entrevista concedida a Leicanistas confiesa que eligió la fotografía de la calle porque siempre se sintió sorprendido, incluso hipnotizado, con el movimiento de las personas, sus expresiones, sus reacciones. Sentía que era un gran reto el tratar de capturar el continuo ajetreo de la vida cotidiana y también por supuesto, una manera de aprender un poco más del mundo que nos rodea.

Como la mayoría de los fotógrafos de la calle Rui Palha tiene un gran dominio de la luz y a menudo escoge reflejar la oscuridad. Las estaciones, los pasos subterráneos, las escaleras en penumbra son parte de su trabajo, casi siempre acompañadas de una única figura humana, como si representaran una sucesión de soledades o tal vez una lucha desigual entre el individuo y su entorno.

A veces podemos encontrar también en sus imágenes un romanticismo nostálgico, pero no hay que olvidar que la mayoría de sus fotografías están realizadas en Lisboa, una de las ciudades con más reminiscencias entre las capitales europeas. El trabajo de Rui Palha es extenso y conviene degustarlo con tranquilidad como si de un buen vino se tratara, saboreando cada gota de esa colección de historias que nos cuentan sus fotografías y que además de en su página podréis encontrar en sus galerías de "1x", "flickr", o en su libro "Fotografía de Rua".







http://www.ruipalha.com/#!

sábado, 12 de octubre de 2013

50.000 Visitas


Alice Ellen Terry ( 1860s?) Fotografíada por Julia Margaret Cameron 


Hace una semana vi que me quedaba poco para que el blog alcanzara las 50.000 visitas y decidí preparar algo especial para ese momento, pero no me ha dado tiempo ya que casi sin darme cuenta las hemos sobrepasado. 

De todos modos quiero dar las gracias a todos los que habéis hecho que esto sea posible y por ello voy a dedicaros un artículo en el que no vamos a hablar de ningún fotógrafo, aunque sin duda sean los protagonistas. 

Uno de los temas que ha estado siempre presente en la fotografía prácticamente desde sus inicios ha sido el retrato y si tratamos de concretar más el retrato femenino. La mujer ha servido en fotografía para mostrar la belleza, el glamour o la moda, pero también para enseñarnos el dolor, la fuerza, el coraje, la lucha silenciosa. 

Actrices, bailarinas, escritoras han sido fotografiadas por algunos de los mejores fotógrafos de todos los tiempos. También lo han sido madres desesperadas por el dolor de haber perdido a sus hijos en alguna guerra, por el hambre, por la violencia que se ejerce contra ellas y sus hijas en muchos países o por la desigualdad de derechos que tienen que sufrir. 

Podría elegir mostraros todo ello, imágenes no faltan, pero dado lo especial de esta entrada he optado simplemente por la belleza, o por la interpretación que los fotógrafos nos han dado de ella a través de sus lentes, y he recogido una selección de retratos a lo largo de la historia de la fotografía que espero que disfrutéis. Como en muchos casos no he sido capaz de dar con el autor, éste no constará en el pie de foto, de modo que pido disculpas a todos aquellos que no puedo incluir, a pesar de que la mayoría ya no deben de estar entre nosotros.
 

 Cleo de Merode (Alrededor de 1900) Fotografiada por Felix Nadar

 Adrienne Ames (Alrededor de 1930)

 Anna Pavlova (Principios de 1900)

Theda Bara (1917)

Barbra Streisand (1960s)

 Brigitte Helm (1927)

Catherine Deneuve (1970s)

Katharine Hepburn (1950s)

Romy Schneider ( 1950s)
 
Yvonne Mertens (1930) Fotografiada por Alexander Bassano

Twiggy (1966)

Marilyn Monroe (1960) Fotografiada por Eve Arnold

Madonna (1982) Fotografiada por Richard Corman

Penelope Cruz (2010s) Fotografiada por Outumuro

domingo, 29 de septiembre de 2013

Alejandro Lamas



Alejandro Lamas nació en la ciudad porteña de Buenos Aires a mediados de los cincuenta pero,  quizás por la afinidad que siempre ha existido entre nuestros dos países, desde hace algún tiempo reside y trabaja en España, concretamente en Madrid. 

Entusiasta de la fotografía desde una edad muy temprana, comenzó a realizar imágenes a los catorce años, cursó estudios de Óptica Instrumental en Rosario, la tercera ciudad más importante en cuanto a población de Argentina y que está considerada como un importante centro cultural y educativo del país. Fue allí también, en la prestigiosa Peña Fotográfica Rosarina, fundada en 1950 y que a día de hoy está considerada como “Entidad de Bien Público”, donde perfeccionó sus conocimientos de fotografía. 

También se especializó en la reproducción fotográfica de obras de arte, de modo que en sus primeros años laborales alternó sus trabajos en este campo con el mundo de la publicidad. Así mismo impartió clases de iluminación en la escuela oficial de cine y televisión de la provincia de Santa Fe, en Argentina y más tarde actuó como profesor en varias escuelas de fotografía ya en España. 

Para Alejandro el dedicarse a la fotografía no fue algo deliberado sino natural. Desde el momento en que cogió su primera cámara, o más bien la de su padre, una Argus Coated Cintar, de la que seguramente muchos de vosotros no habréis oído hablar pero de la cual se vendieron más de dos millones de ejemplares en su momento, el salir a la calle con ella en la mano fue una costumbre que le acompaño a lo largo de su adolescencia y que sin duda marcó su vida profesional. No es pues de extrañar que los fotógrafos en los que más se fijara como referente fueran aquellos que también desarrollaban su labor en las calles, nombres como Harry Callahan, Manuel Álvarez Bravo, Robert Frank o Sergio Larrain fueron una fuente de inspiración y estudio. 

En su trabajo de autor Alejandro Lamas ha desarrollado una fotografía con un marcado carácter intimista. Sus imágenes suelen reflejar una ciudad desnuda, desprovista de cualquier tipo de artificio, en donde las calles son las auténticas protagonistas mientras que sus escasos moradores, apenas unas sombras, son meros espectadores del tiempo y el espacio.  Él suele definir su labor con una frase de Sergio Larrain extraída de su libro El rectángulo en la mano, “Es en mi interior que busco las fotografías cuando con la cámara en la mano paseo la vista por fuera, puedo solidificar ese mundo de fantasmas cuando encuentro algo que tiene resonancias en mí.”

Pero además de su propio trabajo personal como autor Alejandro dedica una gran parte de su tiempo a formar a futuros fotógrafos y si bien con anterioridad lo hacía al modo tradicional en alguna escuela, en los últimos tiempos ha desarrollado un método muy innovador en nuestro país, la fórmula del Coaching Fotográfico.  Este método está basado en una serie de salidas colectivas de un reducido grupo de alumnos, programadas a lo largo  de un periodo de tiempo durante el cual se realizará una práctica regular guiada por un fotógrafo profesional en activo, que incluye un proceso de revisión constante del trabajo realizado para una posterior selección y publicación de los resultados en formato de libro. 

Esta posibilidad de desarrollo de los conocimientos del alumno es mucho más provechosa y motivante. En lugar de impartir una lección magistral de la que los alumnos aprovechan un porcentaje limitado o un taller en el que el trabajo de campo ayuda a asimilar mejor las enseñanzas teóricas, se plantea una forma diferente de formación: incentivar el aprendizaje a través de la práctica regular del alumno, favoreciendo así el trabajo personal, la reflexión sobre los resultados, la comparación y el debate entre iguales y el incremento de la necesidad de adquirir conocimientos puntuales muy concretos y enfocados a una mejora casi inmediata de los resultados. 

De este modo Alejandro Lamas intenta transmitir a sus alumnos lo que él denomina “La Voluntad de Ver”, de modo que cada uno de ellos se sumerja en la tarea de encontrar su propia identidad como autor. Sin duda él la ha encontrado. Este hombre que se siente más cómodo mirando en blanco y negro, que gusta del formato medio y que cree que el futuro de la fotografía es un presente en transformación permanente, nos deja en sus obras una mirada de irrealidad trazada en un contexto paralelo en el que sin embargo se atisba una constante de humanidad, marcada sin duda por la presencia/ausencia de individuos como sujetos del espacio delimitado en la imagen. 

Como siempre os dejo el enlace a su página para que podáis seguir indagando y disfrutando del trabajo de este autor.








http://www.alejandrolamas.com/